Te quiero compartir uno de mis postres favoritos, el famoso crème brûlée, a todo no es una sorpresa que es uno de esos postres que siempre me han parecido elegantes y sorprendentes, con su cremosa textura por dentro y esa capa crujiente de azúcar caramelizada por fuera. La primera vez que lo probé, supe que tenía que aprender a hacerlo en casa. Lo mejor es que, aunque parece complicado, en realidad es más fácil de lo que parece, y siempre deja a todos impresionados.
Este postre tiene raíces en la cocina francesa, aunque su origen exacto es un tema de debate. Algunos dicen que surgió en Francia en el siglo XVII, mientras que otros creen que fue inventado en Inglaterra o España, donde hay postres similares como la crema catalana. Sin embargo, lo que hace al crème brûlée tan especial es su contraste de texturas: la suavidad de la crema y el crujido del azúcar caramelizado, que se logra usando un pequeño soplete de cocina o el grill del horno.
Un dato interesante es que la clave de un buen crème brûlée está en la paciencia. La crema, hecha a base de yemas de huevo, azúcar y crema, debe cocinarse lentamente al baño maría para obtener esa consistencia suave y sedosa. Y claro, el toque final es el más divertido: caramelizar el azúcar justo antes de servirlo. El resultado es un postre que combina lo dulce con un ligero toque amargo de caramelo.
A mí me encanta servirlo en cenas especiales o cuando quiero impresionar a mis invitados. Es un postre clásico que nunca pasa de moda y que siempre deja a todos con una sonrisa. Así que si te animas a probarlo, ¡aquí te dejo mi receta favorita de crème brûlée!
Precalienta el horno a 150°C (300°F). Coloca 4 ramequines (moldes pequeños de cerámica) en una bandeja para hornear profunda.
En un tazón grande, bate las yemas de huevo junto con el azúcar hasta que la mezcla esté suave y un poco pálida.
Calienta la crema de leche en una olla a fuego medio hasta que empiece a hervir ligeramente, pero sin que llegue a ebullición completa.
Añade el extracto de vainilla a la crema caliente y revuelve.
Lentamente, vierte la crema caliente sobre la mezcla de yemas de huevo, batiendo constantemente para evitar que las yemas se cocinen.
Una vez todo bien mezclado, pasa la mezcla a través de un colador para eliminar cualquier grumo o residuo.
Vierte la mezcla en los ramequines llenando cada uno hasta 3/4 de su capacidad.
Llena la bandeja con agua caliente, cubriendo hasta la mitad de los ramequines, para crear un baño maría.
Hornea durante 35-40 minutos, o hasta que los bordes de las cremas estén firmes, pero el centro aún se vea ligeramente tembloroso.
Retira los ramequines del horno y deja enfriar a temperatura ambiente durante 15 minutos.
Luego, refrigera por lo menos 2 horas (o toda la noche) para que la crema tome consistencia.
Justo antes de servir, espolvorea 1 cucharada de azúcar sobre la superficie de cada crema.
Usa un soplete de cocina para derretir el azúcar hasta que se convierta en una capa de caramelo dorado y crujiente. Si no tienes soplete, puedes hacerlo bajo el grill del horno durante 2-3 minutos vigilando cuidadosamente.
Deja reposar un par de minutos antes de servir para que el caramelo se enfríe y se endurezca. Sirve las crèmes brûlées bien frías.
Puedes añadir ralladura de limón, naranja, o incluso infundir la crema con canela o cardamomo para darle un toque diferente.
La crème brûlée es deliciosa por sí sola, pero también puedes acompañarla con frutas frescas como frambuesas o fresas para un contraste refrescante.
Si no tienes soplete, asegúrate de no dejar el grill del horno desatendido, ya que el caramelo se puede quemar rápidamente.
Chef Goya es un renombrado experto culinario, conocido por su habilidad para transformar ingredientes simples en platos extraordinarios. Con más de dos décadas de experiencia en las cocinas más prestigiosas del mundo, ha perfeccionado el arte de la cocina, fusionando técnicas tradicionales con innovaciones modernas. Nacido en una familia Mexicana apasionada por la gastronomía, Chef Goya desarrolló su amor por la…
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