La lasaña de pollo es una de esas recetas que siempre me saca de apuros cuando quiero algo rapido y delicioso, pero con un toque diferente. Si bien la lasaña clásica italiana es conocida por llevar carne de res y una rica salsa de tomate, la versión con pollo es una adaptación que le da un giro más ligero y suave, perfecto para quienes buscan variar el menú o prefieren evitar la carne roja.
Este plato tiene sus raíces en la tradicional lasaña italiana, que se remonta a la antigua Roma y se ha convertido en un símbolo de la cocina italiana en todo el mundo. Sin embargo, la lasaña de pollo se popularizó especialmente en América, donde las recetas clásicas a menudo reciben variaciones creativas para adaptarse a distintos gustos. Lo genial de la lasaña de pollo es que permite mucha flexibilidad: puedes prepararla con una salsa blanca, como una bechamel o una salsa Alfredo, o incluso combinarla con vegetales como espinacas, champiñones y pimientos para darle un toque más fresco.
Una de mis combinaciones favoritas para esta receta es hacer una salsa cremosa con un toque de queso y ajo, y usar trozos de pechuga de pollo desmenuzado que quedan jugosos y sabrosos. Además, es una opción perfecta para esos días en los que quiero una comida completa, ya que la lasaña de pollo incluye proteínas, lácteos y vegetales en cada capa.
Otro dato curioso es que la lasaña de pollo es ideal para preparar con anticipación. Puedes armarla un día antes, guardarla en el refrigerador y hornearla justo antes de servir. Esto la convierte en una opción ideal para cenas con amigos o reuniones familiares. Si quieres impresionar sin complicarte demasiado, ¡te aseguro que esta lasaña de pollo será un éxito total!
En una sartén grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Agrega la cebolla y el ajo, y cocina hasta que estén tiernos y ligeramente dorados.
Añade la zanahoria rallada y cocina por unos minutos más.
Agrega el pollo desmenuzado, la salsa de tomate, la albahaca y el orégano. Cocina durante 5-7 minutos, y sazona con sal y pimienta al gusto. Retira del fuego.
En una cacerola, derrite 2 cucharadas de mantequilla y añade 2 cucharadas de harina. Cocina por 1-2 minutos, removiendo constantemente.
Añade poco a poco 2 tazas de leche, batiendo para evitar grumos. Cocina hasta que la mezcla espese, y sazona con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
Precalienta el horno a 180°C (350°F).
En un molde para hornear, esparce una capa fina de salsa bechamel en el fondo.
Coloca una capa de láminas de lasagna sobre la bechamel. Añade una capa del relleno de pollo, una capa de salsa bechamel y un poco de queso mozzarella rallado.
Repite las capas hasta terminar con una última capa de láminas de lasagna cubierta con bechamel y espolvoreada con el queso mozzarella y parmesano restantes.
Cubre el molde con papel aluminio y hornea durante 30 minutos. Luego, retira el papel aluminio y hornea otros 15 minutos o hasta que la parte superior esté dorada y burbujeante.
Deja reposar la lasagna unos 10 minutos antes de cortar y servir, para que mantenga mejor su forma.
Si usas láminas que requieren cocción previa, hiérvelas antes según las instrucciones del paquete.
Puedes agregar espinacas o champiñones al relleno para darle un toque adicional de sabor y nutrición.
Mezcla un poco de queso ricotta o queso crema con el pollo desmenuzado para un relleno más cremoso.
Sustituye la salsa bechamel por crema de leche para una lasagna más rápida y con una textura diferente.
Chef Goya es un renombrado experto culinario, conocido por su habilidad para transformar ingredientes simples en platos extraordinarios. Con más de dos décadas de experiencia en las cocinas más prestigiosas del mundo, ha perfeccionado el arte de la cocina, fusionando técnicas tradicionales con innovaciones modernas. Nacido en una familia Mexicana apasionada por la gastronomía, Chef Goya desarrolló su amor por la…
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